La Contrición y el Sentimiento de Culpa: Las Verdades Imaginarias y la Verdad Sanadora

Por Manuel Arduino

Introducción

Ante la falibilidad constitutiva en el orden de las tendencias ancestrales de cada hombre personal, una recurrente caída en los excesos y defectos, en los errores y en las transgresiones morales, no pueden menos que provocar, de forma habitual o esporádica, actos de contrición y eventualmente de rebeldía y de rechazo de uno mismo. La falta de equilibrio y de estabilidad emocional, de auto-compasión, tan característica de la herencia atlante en la mayoría de las unidades humanas, juegan un rol decisivo en estos eventos de confrontación consciente con la calidad de las voliciones, de las palabras y de la conducta.

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1. La Contrición como Fuerza Sanadora

La contrición es un arma profundamente sanadora, siempre y cuando la dirección del acto de conciencia reconduzca la energía del insight o apercibimiento hacia la reforma y reforzamiento ético de cada quien. Como señala Rudolf Steiner, “El desarrollo espiritual no consiste en escapar del mundo, sino en vivir en el mundo con una visión más profunda y comprensiva” (Steiner, 1923). Esta reflexión invita a considerar que la contrición, lejos de ser una señal de debilidad, es una herramienta poderosa para el crecimiento personal.

Comentario: El reconocimiento de los propios errores, sin juicio ni arrogancia, es un acto de humildad que abre el camino hacia la paz interior y el equilibrio emocional.

2. El Peligro del Sentimiento de Culpa

Cuando la humana personalidad ha cultivado en cierto grado un sesgo de soberbia y orgullo, sin importar cuán visible sea, suele modificarse la naturaleza curativa del acto consciente de contrición y desdibujarse o afearse al extremo de desencadenar un sentimiento, sino un complejo, de culpa. Solo cuando subconscientemente nos arrogamos algún grado de superioridad o de auto-suficiencia y nos concebimos situados por encima de los demás, estas desviaciones de la conciencia moral hacia el terreno culpógeno "le dan forma a este minúsculo y larvario morador del umbral y complejo psíquico", revelando la necesidad de trabajar sobre aquellos rasgos súper abundantes de narcisismo o de importancia personal.

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3. Contrición y Silencio Reflexivo: Camino a la Conciencia Ética

La contrición y el silencio reflexivo son las dos caras de la moneda de la conciencia ética, y sobre ellas reposa una buena parte de la esperanza del alma humana por ver a su equipo personal armonizado con el centro superior de conciencia y poder, con la mónada, camino a mejores y más depuradas expresiones subjetivas y relacionales de rectitud, de nobleza y de buena voluntad. Como lo expresa Omraam Mikhaël Aïvanhov: “Si te tomas un momento para iluminar tu propia conciencia, puedes entender el papel que juegan tus pensamientos en la construcción de tu mundo interior” (Aïvanhov, 1977). Toda vez que un sentimiento de culpa sumerge la actividad consciente en el fango de la auto-importancia, es necesario fijar la mirada en el sanador interior, en el luminoso corazón más íntimo, asiento de la conciencia del alma espiritual, para desvanecer y desmantelar esa estructura anímica perversa, como se dijo altamente presuntuosa, paralizante y sombría.

Conclusión

El sentimiento de culpa es una trampa que nos aleja del crecimiento espiritual. La verdadera sanación se encuentra en el "sanador interior", en el corazón luminoso de la conciencia del alma espiritual. Es ahí donde la estructura de culpa puede desvanecerse, dejando espacio para una conciencia más elevada y una voluntad más fuerte.

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Referencias

• Steiner, R. (1923). The Threshold of the Spiritual World.

• Aïvanhov, O. M. (1977). Man’s Psychic Life: Elements and Structures.